Hace pocos meses asistí en España a un Congreso internacional en que llamó mi atención la presentación de un entusiasta abogado que, impecablemente vestido y haciendo brillar el dinero, perseguía convencer y motivar a los asistentes, en su mayoría estudiantes de pregrado, de que su futuro profesional sólo estaría asegurado y tendría proyección si aprendían sobre Derecho de las Tecnologías y que en esa área debían especializarse a como dé lugar.
Acompañaba su presentación con estimaciones de las superlativas remuneraciones futuras de los que se dedicarán a este campo de la abogacía y las terribles pérdidas en reputación, imagen y ganancias de las empresas que en la era de Internet no cuentan con una asesoría legal adecuada. Leer más